DIOS LE HABLA AL CORAZON DE LA MUJER

Esta pagina tiene como finalidad : Informar, orientar, predicar y evangelizar a las mujeres u hombres que quieran abrirles su corazon a DIOS.

Los seres humanos, estamos formados por carne, hueso y espiritu y este ultimo es al que menos importancia le damos ya que nos pasamos la vida distraidos en vanalidades y cosas carnales dejando a un lado nuestro crecimiento espiritual.

Las mujeres de hoy afrontamos cargas y situaciones imnumerables y hasta mas que el hombre ( ya que somos los pilares del hogar, sin restarles importancia a nuestros esposos y/o padres de nuestros hijos ), formamos parte de la sociedad con roles y actividades un poco desgastantes, somos Madres, Esposas, Amigas, Trabajadoras, Amas de casa, Ministras de Iglesia o de algun grupo de oracion y hasta cabezas de familia.
Parecemos hormiguitas obreras incansables, las 24 horas del dia no son suficientes para nuestros horarios ya que siempre exigimos y/o necesitamos mas.

Esta pagina es donde DIOS nos dice, que no estamos solas, El siempre estara con nosotras no importa las cargas que estemos llevando o las situaciones por las que esten atravesando en sus vidas ( abandono,enfermedad, despidos, desamor, maltratos fisicos, verbal y/o sexual, divorcios, espera de una promesa,viudes,problemas monetarios o con esposos o hijos, etc. )

JESUS esta aqui para Sanarnos,Liberarnos, Restaurarnos y Levantarnos en su Nombre.
















martes, 22 de junio de 2010

LA BUSQUEDA DE DIOS


La Búsqueda de Dios
Conferencias Quilmes Abril 2004 – Pastor Daniel García

1. Lo que es buscar a Dios.
Darle lugar, no solamente en los momentos devocionales, sino también en nuestra vida cotidiana, en nuestras relaciones con la iglesia, con la familia y con el mundo. Es que si no es así, nuestra “búsqueda” de Dios será religiosa, pues sólo Dios puede producir en nosotros la vida espiritual genuina.
· Decimos de darle lugar aun en los momentos devocionales, porque allí empieza el problema, cuando nuestras oraciones no le dan lugar a Dios y están llenas de peticiones y deseos que parecen santos pero no lo son, porque procuran nuestro bien en primer lugar y no el del Señor. Cuando vamos a orar abramos el corazón para que Dios tenga el primer lugar y sea adorado y servido.
· El hermano mayor del hijo pródigo no daba lugar a su padre en su corazón. Estaba en la casa y cumplía con los deberes de “hijo” formalmente, pero su corazón estaba lejos de su padre y la prueba es que no sentía libertad ni siquiera de comer un cabrito con sus amigos...
· Lo que implica buscar a Dios. Darle lugar al Señor en nuestras oraciones, en nuestras decisiones, en nuestras pruebas y luchas, y curiosamente en nuestras victorias y triunfos y en nuestro vivir íntimo, en nuestras relaciones con la iglesia, con la familia y con el mundo

2. Lo que no es buscar a Dios.
Una obediencia carnal y natural a la Palabra del Señor, o sea una obediencia pero no de fe. Hay quienes le buscan queriendo obedecer a lo que él ha mandado, pero Dios no tiene lugar en sus vidas ni en sus oraciones ni en sus corazones. Aún sus oraciones están llenas del YO y todo gira alrededor de ellos y no de Dios.
· Pablo se quejaba que “todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús” (Fil. 2:21)
· ¿Acaso en 1ª. Sam. 13 le interesaba a Saúl que Dios estuviera con él o estaba más interesado en tener una victoria cuando ofreció el sacrificio sin esperar a Samuel? Saúl no trataba de buscar a Dios, sino que buscaba el éxito en su empresa con el pueblo de Dios. Su historia habría sido muy otra.

3. El porqué buscar a Dios.
Hay una lucha en nosotros que por momentos es muy sutil y pasa inadvertida, pero de momentos es muy fuerte y hasta puede ser feroz, especialmente en los jovencitos (curiosamente esta lucha los define, entrenándose en las cosas del mundo o en las cosas del Señor). No sé lo que es mejor, pues cuando es muy sutil es menos dolorosa, pero puede que no nos demos cuenta y estamos en la carne y en relativa calma.
· Algunos han objetado por qué hablamos de “buscar” a Dios, siendo que “estamos sentados en lugares celestiales con Cristo”, etc. Eso es verdad, pero también es verdad la lucha que Pablo describe en Rom. 7:21 a 23; “Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí, pues según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de la mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros” Esa es la razón de buscar a Dios pues tenemos que luchar para que la carne no gane la partida y también para que la corriente del mundo no nos arrastre, como dice Ef. 2:1-2 “El os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”

4. El cómo buscar a Dios.
La Palabra, la Oración y la Sujeción. Todo será necesario si queremos que nuestra “búsqueda” sea sincera y verdadera. Es que la Palabra sola nos puede hacer muy duros. La Oración sola nos puede desviar de la sana doctrina. Lo hacemos sin guía, sin dirección. Hablamos sólo nosotros. La Sujeción sola es insuficiente, pues nos hace depender de hombres de Dios y así no crecemos todo lo que Dios quiere que crezcamos.
· Las tres juntas, pues la Palabra debe llenar el corazón. La Oración es la oportunidad para que Dios toque nuestras vidas y presentemos nuestras súplicas. La Sujeción bien entendida hará que no estemos aislados ni sigamos al líder de turno o que sea más carismático, sino a aquellos que el Señor ha puesto sobre nosotros y no el que por nuestro gusto hubiésemos elegido. Desde ya que podríamos extendernos mucho sobre este punto dando abundante material bíblico al respecto.
· A esto agregamos que debemos utilizar todos los momentos de nuestra vida, buenos y malos, para glorificar a Dios. Por lo tanto, buscar a Dios no es algo aislado, es algo constante, es el desafío de nuestra vida toda que utilizará todos los momentos de la vida como individuos, en familia, como iglesia o en la relación con el mundo, momentos buenos o malos, para glorificar a Dios.

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